
Después de que Ángeles la recomendara en una de sus clases, y tras haber terminado de verla, he podido comprobar el porqué de su recomendación. No puede decirse que sea una película con un gran argumento, o que nos enseñe el milagro de cómo ser un buen profesor, o que el trato con los alumnos en el aula, sea un camino de rosas. La película es todo lo contrario, nos muestra la dureza del día a día del profesor con sus alumnos. Todo esto trasmitiéndolo de la forma más cercana y real, ya que la relación que tiene el profesor con los diferentes grupos de alumnos (de diferentes razas y culturas) es muy verídica.
El guión de la película es una adaptación de la novela francesa Entre les Murs, de François Begaudeau, escrita tras su paso por el mismo instituto donde se rodó. Un buen día decidió escribir sus experiencias como profesor en un instituto de un barrio de los suburbios de París, narrar cómo era su día a día en el trato con los alumnos y las dificultades que se le presentaban.
La película explica las dificultades de la escuela en la Francia de hoy en día, pero también la cultura del esfuerzo, las esperanzas, los éxitos y decepciones de los profesores, cuyo compromiso al servicio de los alumnos forman la trama de la obra (unos más que otros, ya que el que más se implica en la realización de sus alumnos es el protagonista de la película el profesor de lengua).
El director, eligió a Begaudeau para interpretarse a sí mismo, y después le rodeó de una clase llena de alumnos reales. La película muestra un curso entero desde septiembre, hasta el final de curso. Mostrando la vida de un instituto de un barrio marginal parisino donde pueden observarse los retos culturales, la difícil mezcla de culturas y razas en las aulas y los problemas que conllevan, ya que no se respetan siquiera entre sí mismo. Pero, al mismo tiempo, esos chicos y su profesor pasan por una serie de desafíos y oportunidades que a mí me ha parecido muy familiar a lo que he vivido en este periodo de prácticas en el Instituto Los Salesianos.
La difícil relación entre profesor y el estudiante adolescente, los prejuicios raciales, la convivencia alterada, liderazgos, autoridad, la diversidad, el trato personal y colectivo, la relativa colaboración de los padres, las divergencias entre profesores, la dificultad de la participación de los alumnos delegados en las sesiones de evaluación, el derrotismo de algún profesor, el plan de evaluación, la expulsión de algún alumno, el cotilleo... van mostrándose ante nuestra mirada con tal proximidad que hace que nosotros estemos dentro de la película.
El profesor de Lengua francesa, Fraçois Begaudeau, tratará de aplicar, no sin dificultades, un método más dialéctico de lo habitual con sus alumnos de entre 14 y 15 años que no están dispuestos a dejarse convencer. A través de las historias que surgen de allí, se revela un enfrentamiento entre diversas formas de ver el mundo, todas ellas representadas en el microcosmos de la clase. La tremenda franqueza del profesor François sorprende a sus alumnos, pero su estricto sentido de la ética “hace aguas” cuando algunos de sus alumnos le cuestionan y no aceptan sus métodos, como sucede en varias ocasiones, en las que el profesor pierde totalmente los estribos, hasta llegar el caso de llamar “golfas” a unas alumnas, conllevando a la expulsión de un alumno que se pone violento y golpea con una mochila sin querer a una compañera.
Mucha gente que tiene prejuicios negativos sobre los jóvenes de los barrios marginales y en la película lo muestra tal cual, pero no para darnos la razón, sino más bien para que reflexionemos. Hay profesores que al principio de curso se dan por vencidos con este grupo tan difícil pero por el contrario hay otros que intentan cada día explicar de nuevo a Esmeralda, Souleyman y demás alumnos difíciles lo que significan las palabras claves de un texto escrito en estimulantes debates dialécticas, como si la lengua estuviera en juego, pero, al lado de estos alumnos, también hay otros que leen La República de Platón por su cuenta y otros que al final de un año escolar comprueban que no han aprendido absolutamente nada. Por eso las generalizaciones que se hacen sobre los jóvenes de aquí o de allá son tan injustas, porque hay que convivir con ellos para poder hacer un criterio justo.
La clase, es una película de ficción a la vez que nos sirve de documental, dando una sensación de naturalidad que es increíble. Este film me ha sorprendido por la increíble muestra de entrega que tiene el profesor de lengua con sus alumnos, intentando en todo momento tratarlos como iguales. Los alumnos de hoy, a los que se atribuye todo lo negativo, no son idiotas, son bastante más listos de lo que pensamos. Este profesor lo que quiere es que piensen por sí mismos, y aunque lo intenta algunos temas salen fuera de su control y no siempre tiene la respuesta correcta, sino que se atreve a enfrentarse a sus alumnos con tal de enseñarles. Es una persona real, verosímil. Por eso lo encontramos cercano y entrañable. Los profesores, afortunadamente, y lo digo con todo el conocimiento de causa, dejaron ya de ser personas perfectas y milagreras.
Aunque el final del filme La clase también es duro y pesimista, hay algo que te dice, así lo intuyo yo, que se puede esperar mucho de estas nuevas generaciones tan controvertidas.
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