miércoles, 18 de mayo de 2011

Comentario Crítico del libro de María Acaso





Lo que María Acaso nos quiere reflejar en su libro “La educación artística no son manualidades” es que el concepto de educación artística está erróneamente relacionado con el tema de las manualidades, ya que la educación artística es mucho más que eso. En el libro he conseguido diferenciar los procesos intelectuales que generan conocimiento a través del lenguaje visual. Para lograr este objetivo de darle prioridad al arte y no a la manualidad; la autora analiza la importancia que lo visual tiene en nuestra sociedad de hoy en día relacionadas con pedagogías aparentemente invisibles y a la vez altamente tóxicas. Proponiendo una educación artística y culturalmente visual desde una perspectiva innovadora con el mundo que nos rodea: el currículum-placenta.
En este libro la autora comienza buscando nuevas formas de expresión, como la imagen que existe hoy en día en la sociedad, relacionándolo todo esto con el lobo del cuento de los tres cerditos, estableciendo la caída de las Torres Gemelas como símbolo de inicio del siglo XXI debido precisamente al gran impacto visual de ese acto terrorista. Todas estas imágenes retocadas, espectaculares en definitiva, que nos llegan a través del televisor, de Internet, nos dicen más que si lo dijeran con palabras, definitivamente todas estas imágenes conforman un amplio y complejo lenguaje visual.

El problema es que nuestras casas, poniéndonos en la piel de los cerditos del cuento, se encuentran en grave peligro: no sabemos descifrar ese lenguaje visual si no es de forma parcial y superficial. Los periodistas, publicistas, políticos, etc. Son conscientes de ello y se aprovechan de todas las formas posibles, para que actuemos como ellos desean. El arte contemporáneo de hoy en día al volverse cada vez más comercial, utiliza el mismo lenguaje, “las mismas armas”, tanto que a algunos les parece que el límite entre el arte y la publicidad es difuso. El arte puede tomar la iniciativa de enfrentarse o denunciar los abusos y mentiras. La paradoja reside en que si este tipo de arte minoritario no aparece en los medios, porque no vende, y por tanto no interés, por lo que no tiene visibilidad, no existe, y si aparece en los medios, entonces entra a formar parte del espectáculo, de esta manera llamando la atención.

La educación artística, tiene el deber de enseñarnos a analizar de forma crítica el lenguaje visual, a leer esas imágenes, e incluso a despertar nuestra conciencia social. Pero aquí otro problema (lobo) aparece en este caso, se trata de lo que la autora denomina la pedagogía tóxica y cuya definición, tal vez un tanto exagerada, o tal vez irónica, es: “un modelo de educación que tiene como objetivos: a) que los estudiantes formen su cuerpo de conocimientos a través del conocimiento importado y b) sean incapaces de generar conocimiento propio” (basta acercarse a la realidad docente para darse cuenta de que son muchos los profesores que sí reflexionan sobre su forma de enseñar y que sí tratan de contrarrestar este modelo tóxico). María expone los sucesivos modelos de educación para enseñarnos la visión errónea de hoy en día del proceso artístico.
Al igual que hace una crítica a los estudiantes de Bellas Artes que a pesar de no estudiar “educación” en su carrera terminan eligiendo este camino, desligándose un tanto del camino docente.

Según la propia autora, este libro va dirigido a muchos de nosotros, alumnos de Bellas Artes, aunque puede serle útil a cualquier persona que tenga que enfrentarse a la situación de tener que enseñarle algo a alguien, y por lo tanto incorpora una propuesta práctica. No se trata sólo de descifrar los propósitos ocultos de la publicidad, ya que estamos rodeados de información visual, y aunque no queramos reconocerlo estamos rodeados de marcas y engaños a nuestro alrededor.

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